jueves, 23 de septiembre de 2010

Espacio, memoria y videojuegos



Hace poco, estudiando, me encontré con una de las grandes sorpresas de mi vida, y es que el cerebro no es rígido e inalterable, sino que es plástico, dinámico.

Una de las principales consecuencias de esto es que el cerebro "crece" con nosotros.

El tópico de que "Estudiar te hace crecer como persona" no es tan tópico, es que realmente almacenar conocimientos, procesarlos, en definitiva, hacer trabajar a nuestro coco, hace que se formen nuevas conexiones entre neuronas, que se reorganicen, en definitiva, que nuestro cerebro vaya tomando forma.

Otra consecuencia, es que las conexiones no son permanentes

Esto creo que es mucho más visible, sobre todo en el caso de la memoria. Nosotros almacenamos algo y lo olvidamos, a veces con mucha más facilidad de la que quisiéramos.

Pero como sabemos muy bien los que estudiamos a menudo, contra esa mala memoria crónica que padecemos hay un remedio muy fácil, la repetición. Cada vez que repetimos algo, lo volvemos a almacenar, una y otra vez, hasta que los datos nos son cada vez más familiares.

Como los humanos tenemos la gran ventaja de poder tener pensamientos complejos con bastante flexibilidad, y a voluntad, no necesitamos obligatoriamente realizar repetidamente la acción para refrescarla, a veces simplemente llega con rememorarla. Por ejemplo, podemos leer una vez en una nota de papel un número de teléfono e ir recitándolo mentalmente durante unos minutos para memorizarlo, no necesitamos leerlo continuamente del papel.

Pero esto tiene un peligro, ¿qué pasa si cuando estamos recitando ese número, durante un momento nos despistamos y cambiamos una de las cifras?. Pues que, sin saberlo, estaremos memorizando una información incorrecta, de alguna manera nos estamos engañando a nosotros mismos. Si una hora más tarde alguien nos pregunta cual es el número, podríamos jurar que es el que recordamos, incluso visualizándolo, pero en realidad es nuestra imaginación la que nos ha jugado una mala pasada.

Al hilo de esto hace unos días encontré un experimento llevado a cabo por unos psicólogos que demuestra esto de manera brutal. El experimento en realidad está destinado a comprobar la "ceguera al cambio" es decir, que a veces no recordamos grandes cambios que se producen a nuestro alrededor por "economia de memoria", pero al fin y al cabo el resultado es el mismo, a veces nosotros mismos acabamos engañando a nuestra memoria, y esta, que no es muy espabilada, se cree la última información que le metemos, sea falsa o no.

Pongo el video del experimento, ¡ojo al dato porque es muy bueno!



Todo esto se da más a menudo de lo que pensamos en nuestra vida cotidiana, y algo que concretamente me pasa a mi, y a muchas personas que conozco, es el "efecto nostalgia" en los videojuegos.

Como dice un amigo mío "si te gustaba un juego hace 10 años, no busques un emulador para jugarlo, porque te dejará de gustar para siempre". Esto se cumple el 200% de las veces.

¿Por qué? Pues porque cada vez que recordamos el juego, en realidad, no sólo lo estamos recordando, sino que estamos volviendo a almacenar una copia más del recuerdo, es como cuando recitamos los números en el ejemplo anterior, cada repetición va directa a nuestro almacén de memoria.

Pero claro, entre que los recuerdos no son exactos (dejan mucha información supérflua fuera) y que con el tiempo se van degradando en detalles, tendemos a llenarlos con algo para que tengan sentido completo para nosotros, y claro, ya de llenarlos con algo, ¿por qué no añadirle unos shaders a ese juego tan genial de 8-bits de la NES?, ¿y que tal unos efectos de luz a ese clásico del MSX? Rellenamos con lo que conocemos ahora, con lo que tenemos "fresco", sin importarnos que la tecnología haya avanzado 20 años entretanto.

Como ejemplo, os dejo un video de uno de mis primeros videojuegos, mi recuerdo era que "los gráficos del LOOM eran prácticamente como una película ¿la música? pero si el modo dificil era sólo con música, era celestial, la pieza clave del juego, " etc....




Muchos consideraréis esto como muy evidente, o a lo mejor también os sorprendéis, pero para mi ha sido por una parte, algo que me ha explicado muchas cosas, y por otra una "bajada de burro", quizás porque me eduqué en una sociedad algo pez en el tema, y yo tenía la impresión de que el cerebro era algo bastante más conocido, más perfecto, y más inmutable.

¿Qué sabía yo del cerebro de niño? Pues que es el sitio donde piensas, donde tienes los recuerdos, y que está formado por neuronas, y poco más la verdad.


En cursos superiores se aprenden algunos nombres, zonas del cerebro que hacen tal o cual cosa, pero en realidad nada interesante.

A medida que pasan los años, te das cuenta que es un territorio un poco extraño, sin explorar, por poner un símil, se podría decir que se sabe tanto del cerebro como del espacio.

Es decir, vale, en el espacio hay estrellas, planetas, púlsares, agujeros negros.. sabemos aproximadamente lo que hace cada cosa, pero.. ¿de donde viene todo? ¿conocemos todos los elementos? ¿como se forman? ¿como mueren? .. hay millones de preguntas que no podemos responder.

Seguramente a medida que avancen los medios técnicos, tendremos distintos tipos de instrumentos que nos permitan ver más lejos y mejor, y así iremos descubriendo la gran parte de universo que falta (casi nada, a veces nos olvidamos de lo pequeños, infinitamente pequeños que somos, si no habéis visto nunca el video de Sagan que pongo a continuación, este es el momento, somos insignificantes)


Creo que con el cerebro pasa lo mismo, pero al revés, necesitamos ver más, mejor, pero no más lejos, sino más cerca, más adentro.

Ahora mismo nos parece que eso es un órgano más, un amasijo gris que podemos tocar, golpear, medir a duras penas con algún aparato, por encima, para ver si "hace ruido o no", pero en realidad estamos haciendo nada sino arañando la superficie de lo que tenemos entre los huesos de la cocorota.

En realidad, todo lo que somos está ahí, los que recordamos, cómo actuamos, como trazamos nuestros planes, como manejamos nuestras expectativas, como hablamos, como entendemos nuestro entorno, todas eso está ahí.

Claro, nuestra forma de averiguar eso es totalmente rudimentaria.
"Si se rompe X, la persona deja de hacer Y"
"Si tocamos X, la persona hace Y"
etc..

Pero ¿cómo funciona exactamente todo esto?. La verdad es que hoy en día, no tenemos ni idea, pero creo que esto, el saber cómo funcionamos, será sin duda el gran reto de la humanidad en los próximos años.


No hay comentarios:

Publicar un comentario